martes, 19 de mayo de 2020

Coronavirus

Buenas noches. Después de bastante tiempo queriendo empezar a leer un libro, por fin, he encontrado un hueco para hacerlo. Segundo de bachillerato, como ya sabemos, es un curso intenso que no deja mucho tiempo para realizar otras actividades que no sea estudiar. Si a eso le añades un deporte como baloncesto, el tiempo se vuelve oro.

Hoy me apetece hablar más que nunca sobre el confinamiento, este momento tan extraño de nuestra vida, se está acabando y nos guste o no, va a identificarse como un momento histórico inolvidable. Por ello, quiero asegurarme de recordar cada una de las sensaciones que este confinamiento me ha hecho vivir.

Todo comenzó con una noticia muy lejana que en un abrir y cerrar de ojos, nos encerró en casa lo que iban a ser dos semana, que se convirtieron en nueve. Al principio, como toda situación nueva que se nos presenta, nadie daba crédito a lo que ocurría, sin embargo, pronto la rutina se apropiaría de cada uno de nosotros. Mientras unos comenzaron a dedicar tiempo a lo que siempre habían deseado, otros pudieron conocer un mundo nuevo en casa. Y si parecía que nos trataban demasiado bien, para establecer la idea contraria, cada tarde nos mostraban números negativos, muy negativos.

Emoticonos, las columnas son letras y las filas son números.
E4: repugnante, enfermo, asco, fatiga y horroroso
D13: intelectual, interesado, incómodo, sabelotodo y empollón
A9: presumido, calor, orgulloso, chulo y engreído
C6: preocupado, inseguro, ansioso, espantado y agobiado

alienado, aversión, hostil, escéptico, ultrajado y apático

Ayer, mientras corría por la calle apáticamente, mi vecino alineado decidió pegar a su perro, provocando en él cierta aversión. Estos actos tan hostiles, aumentaron el mal comportamiento del animal que, ahora, se sentía ultrajado. Después de todo, me considero bastante escéptica ante estas creencias, pues, dudo que se solucionen los problemas aplicando violencia. 

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